El interés por las llamadas cubiertas ajardinadas o verdes, se ha ido manifestando desde la antigüedad con el intento de crear un modelo de vida más sostenible. El hecho de que los aspectos ambientales y energéticos estén tomando mayor protagonismo en la actualidad ha sido el factor que ha determinado el aumento de esta tendencia.
Más concretamente en la edificación, se han empezado a contemplar criterios de sostenibilidad, como el cierre de los ciclos de vida de los materiales y construir pensando en los procesos que tendrán lugar durante la vida útil del edificio.
Cuando se instala una cubierta verde, en el interior de la vivienda se genera un confort que hace incrementar la eficiencia energética en todas las estaciones del año. Esto significa que en verano, una cubierta verde es capaz de absorber hasta un 80% de la radiación y en invierno evita la pérdida de calor por la acumulación térmica.
Esta capacidad de absorción es muy interesante, ya que se está contribuyendo a minimizar la llamada isla de calor; fenómeno que se produce en las grandes ciudades donde los núcleos urbanos experimentan temperaturas más altas por la cantidad de materiales oscuros como el asfalto o el cemento.
Fuente: Arquitecturayenergia
Según la norma UNE 104401:2013, una cubierta ajardinada ha de presentar una pendiente comprendida entre el 1% y el 5% o si se dispone de un documento de idoneidad técnica (como en ChovA) esta pendiente puede estar entre el 0% y el 5%.
Además, la impermeabilización se debe realizar con sistemas adheridos y se debe asegurar la compatibilidad y la estabilidad de la capa aislante con la membrana.
Podemos distinguir claramente dos grupos: Por un lado, hablamos de cubierta ajardinada intensiva, la cual permite el desarrollo de plantas altas, arbustos e incluso árboles. En este caso el mantenimiento requerido es alto y el espesor de la capa de sustrato puede ser superior a 15 cm.
Por otro lado, una cubierta ajardinada extensiva es aquella donde se desarrolla vegetación natural de mínimo mantenimiento. Para estas cubiertas, el espesor de sustrato no tendrá que ser superior a 15 cm.
Protección de tierra: Espesor y tipología depende del tipo de vegetación escogida.
Capa separadora filtrante: Se coloca bajo el sustrato para evitar que sus partículas más finas sean arrastradas por el agua de lluvia o riego y alcancen la capa drenante, colmatándolas e impidiendo la correcta evacuación del agua.
Drenajes tipo ChovADREN®: Con el objetivo principal de que dicha agua alcance lo antes posible la lámina impermeable, para así ser reconducida a los sumideros.
Capa separadora bajo protección
Impermeabilización: Puede estar tanto por encima del aislamiento térmico (cubierta convencional) como por debajo (cubierta invertida). Con esta capa se garantiza la estanqueidad al agua.
Aislamiento térmico: Mediante placas de poliestireno extruido tipo ChovAFOAM® XPS
Barrera contra el vapor: En cubiertas convencionales si se requiere por el DB HS
Formación de pendientes de la cubierta
Soporte resistente
De esta manera, conseguimos el objetivo de que la cubierta sea un elemento que mejora la situación ambiental, contribuya a la sostenibilidad y merme el cambio climático. Proporcionamos soluciones que contribuyen a la recuperación de superficies verdes, a la reducción de la radiación solar en el edificio y a mejorar la composición del aire.
Desde ChovA, como agente interviniente en el proceso constructivo, trabajan diariamente en aras de la sostenibilidad y por la eficiencia energética como modelo de desarrollo sostenible. Si tiene alguna consulta o un proyecto en mente, no dude en contactar con el Departamento Técnico, quienes le ayudarán y asesorarán en todo lo necesario.
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