Eficiencia energética y sostenibilidad: Arquitectura sostenible

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Cuando hablamos de la eficiencia energética y la sostenibilidad de un proyecto, debemos tener en cuenta las siguientes definiciones:

  • Proyecto eficiente: cuando su diseño parte de la base de reducir la demanda de energía primaria orientada a la climatización y garantiza el confort a partir de una estrategia pasiva.

  • Proyecto sostenible: cuando se emplean materiales y sistemas constructivos que provocan baja huella de carbono en su producción. Diseñando el edificio para que reduzca sus propias emisiones de carbono y empleando metodologías y sistemas que aboguen por la circularidad a lo largo de toda su vida útil.

Para conseguir que un edificio sea eficiente hay que trabajar toda su envolvente, fachadas, cubiertas, forjados y cerramientos. Debemos mantener la línea de envolvente continua, evitando los puentes térmicos y cuidando la ventilación. Así mismo, la orientación del edificio y la implementación de sistemas de ventilación mecánica son fundamentales para cuidar la salubridad de los interiores.

La cubierta también juega un papel fundamental en términos de eficiencia energética del inmueble. Un diseño inadecuado, así como la falta de sistemas y materiales de altas prestaciones puede ocasionar pérdidas de hasta un 30% de la energía.

Además de la envolvente y cubiertas, debemos prestar especial atención en las carpinterías, cerramientos, balcones, forjados y soleras. Cualquier elemento que sirva de transición entre el interior, donde queremos garantizar el confort, y el exterior deberá ser diseñado a partir de criterios de eficiencia.

Teniendo en cuenta lo anterior, cabe preguntarnos:

¿Qué es la arquitectura sostenible y en qué se diferencia de la tradicional?

Podemos definir arquitectura sostenible como aquella que se involucra no sólo en construir un edificio de excelentes prestaciones arquitectónicas (aprovechamiento de sus espacios, orientación, soleamiento, ventilación, climatización e iluminación), sino que además vela por el uso de materiales y métodos constructivos que estén medioambientalmente comprometidos. Así mismo, tiene en cuenta cómo se comportará el edificio con el medioambiente durante su vida útil.

Por su parte, la construcción tradicional, parte de la base mínima del CTE, que dista mucho de los estándares de construcción que se asemejan a edificaciones sostenibles y de máxima eficiencia.

Los fabricantes de materiales, han observado cuál es la tendencia del mercado y han optado por adaptarse a pasos agigantados. Han tenido que reorientar sus estrategias productivas, renovando las referencias con el objetivo de estandarizar sistemas y que éstos se adapten a metodologías de construcción industrializada.

¿Cómo afecta este cambio de horizonte al mercado de la rehabilitación y reforma y al de construcción de obra nueva?

La rehabilitación y reforma son un mercado objetivo potencial de materiales y sistemas constructivos eficientes, de hecho, la administración pública ha ofertado una serie de ayudas basadas en la accesibilidad y eficiencia energética.

Sin embargo, el éxito radica en la implementación de este tipo de materiales y sistemas a la construcción de obra nueva. Ahora y más que nunca, las viviendas que construimos deben de estar comprometidas con la reducción de consumos de energía primaria no renovable, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la calidad y confort interior supeditados a demandas energéticas reducidas.

¿Qué novedades encontramos en el mercado de la construcción que fomenten la eficiencia energética?

  • Materiales: aislamientos, revocos e impermeabilizaciones que reducen y mitigan la intensidad de calor que la envolvente recibe.

  • Soluciones: Sistemas de alta reflectancia que reducen la temperatura superficial de la cubierta ayudando a reducir la emisividad de calor que recibe el aislamiento.

  • Tecnología loT: monitorización a tiempo real de nuestra vivienda, establecimiento de parámetros que permitan modificar consumos, orientación de parasoles y persianas, reducir caudales…

  • Herramientas de proyección: nos ayudan a monitorizar la edificación en los diversos estados a la que está sometida, en función de los meses del año y de las horas del día en los que se encuentra.

  • BIM: es una oportunidad para proyectar edificios más sostenibles, ya que permite en todo momento trabajar con la información actualizada de los sistemas y tomar decisiones al respecto de un modo más ágil.

La arquitectura sostenible avanza hacia el equilibrio entre la eficiencia energética, el cuidado del medio ambiente, la autosuficiencia, la gestión adecuada de los recursos, economía circular, y versatilidad, siendo esta última característica de gran importancia tras la crisis sanitaria por el Covid 19.

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